La elección de Benedicto XVI
En 2005, el Superior General acoge la elección del nuevo papa como "un rayo de esperanza."
Aunque es partidario de la doctrina del Vaticano II sobre la libertad religiosa y el falso ecumenismo, como lo ilustran sus visitas a las sinagogas y a las mezquitas, Benedicto XVI es consciente de la situación actual de la Iglesia, de la grave crisis por la que atraviesa y de los defectos, si no de los vicios, de la reforma litúrgica. Por lo que se refiere a la Fraternidad San Pío X, después de 35 años de existencia, cuenta con 451 sacerdotes y cuatro obispos.
El Capítulo General que se reúne en Écône en 2006 ve la reelección de Mons. Fellay para un nuevo mandato de doce años. A su lado se eligen el Padre Niklaus Pfluger, Primer Asistente, suizo, originario del cantón de Soleura y el Padre Alain-Marc Nély, Segundo Asistente, francés. La línea de conducta se confirma; 15 de julio de 2006 el Capítulo General recuerda la actualidad de la declaración del 21 de noviembre de 1974 y declara:
En las conversaciones que ha tenido en estos últimos años con Roma, la Fraternidad ha podido constatar la pertinencia y la necesidad de las dos condiciones previas [5] que ha reclamado, que procurarían un grandísimo bien a la Iglesia, restituyéndole al menos una parte de sus derechos a su propia Tradición. No solamente el tesoro de gracias del que goza la Fraternidad se sacaría de debajo del celemín, sino que aportaría así el remedio que tanto necesita el Cuerpo místico para sanar.”
Si después de su realización, la Fraternidad espera la posibilidad de discusiones doctrinales, es de nuevo con el fin de hacer resonar más fuertemente en la Iglesia la voz de la doctrina tradicional. De hecho, los contactos que mantiene esporádicamente con las autoridades romanas tienen como único fin ayudarlos a recuperar la Tradición que la Iglesia no puede negar sin perder su identidad, y no la búsqueda de una ventaja para sí misma, o llegar a un "acuerdo" imposible puramente práctico. El día en el que la Tradición recupere todos sus derechos, "el problema de la reconciliación ya no tendrá razón de ser y la Iglesia encontrará una nueva juventud." [6]
Misa Tridentina nunca ha sido abrogada
Al año siguiente, Benedicto XVI publica, el 7 de julio de 2007, un motu proprio en el cual finalmente se declara que la Misa Tridentina nunca ha sido abrogada, y que todo sacerdote tiene derecho a celebrarla. La Fraternidad acoge el evento, aunque rechaza la presentación de dos formas legítimas de un único rito latino, fórmula ambigua y manifiestamente destinada a hacer pasar la medida ante los episcopados ferozmente hostiles a todo lo que huele a Tradición.
Finalmente, el 21 de enero de 2009, después de muchas dificultades superadas en el transcurso del año 2008, la Santa Sede publica un decreto del Cardenal Prefecto de la Congregación de los Obispos anulando los efectos del decreto de 1988 que había querido causar oprobio a los obispos de la Tradición. Las discusiones doctrinales, reconocidas como necesarias, pueden finalmente abrirse. Inician a partir del otoño de 2009, aunque la Fraternidad entra en su cuadragésimo año. Al 1° de septiembre de 2010 cuenta con unos 526 sacerdotes y cuatro obispos. El buen combate de la fe continúa, a fin de que Cristo Rey recupere todos sus derechos en su Iglesia y sobre las sociedades.