Fundador de la FSSPX: Arzobispo Marcel Lefebvre

Tras una vida ejemplar de servicio en la Iglesia, este arzobispo en edad de retirarse todavía tenía frente a sí su mayor obra. Su generoso espíritu y visión tan clara de las cosas son todavía el corazón palpitante de la FSSPX.

Marcel Lefebvre, fundador de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, nació el 29 de noviembre de 1905 en la ciudad de Tourcoing, al norte de Francia. Marcel fue el tercero de ocho hijos y creció bajo la mirada de sus devotos padres católicos, René y Gabrielle, que tenían una fábrica local de textiles.

Seminario y ordenación

Marcel, atraído por el sacerdocio desde su juventud, siguió los consejos de su padre y entró en el Seminario Francés de Roma a la edad de dieciocho años. Seis años más tarde fue ordenado sacerdote y poco después terminó su doctorado en teología y comenzó el trabajo pastoral en la diócesis de Lille (norte de Francia).

El hermano mayor del P. Lefebvre, un misionero de la congregación de los Padres del Espíritu Santo, instó al nuevo sacerdote a unírsele en Gabón (África). El P. Lefebvre accedió finalmente y se unió temporalmente a los Padres del Espíritu Santo en 1932. Fue enviado enseguida a Gabón, primero como profesor del seminario, y pronto fue ascendido a rector. Después de tres años de difícil trabajo de misionero, decidió, no obstante, comprometerse permanentemente con la obra de las misiones: hizo los votos perpetuos con los Padres del Espíritu Santo.

Delegado apostólico para el África Francesa

Después de aquellos primeros años, a Marcel Lefebvre se le confiaron responsabilidades cada vez más importantes. Fue llamado de regreso a Francia y nombrado rector de un seminario en Mortain. Más tarde el papa Pío XII lo designó como Vicario Apostólico de Dakar y, por consiguiente, fue consagrado obispo. Al año siguiente, en 1948, el papa honró aún más a Monseñor Lefebvre, nombrándolo Delegado Apostólico para el África Francesa y otorgándole el título de arzobispo.

Superior General de los Padres del Espíritu Santo

El papa Juan XXIII, lo mismo que su predecesor, consideró que los conocimientos teológicos de Monseñor Lefebvre y su experiencia en las misiones y en la docencia eran de una calidad única y excepcional. Por consiguiente, lo designó como miembro de la Comisión Preparatoria del Concilio Vaticano II, un cuerpo encargado de establecer la agenda para el inminente y tan esperado concilio ecuménico. Los Padres del Espíritu Santo también estaban muy impresionados con el trabajo del arzobispo y en su Capítulo General de 1962 lo eligieron como Superior General.

Vaticano II

Monseñor Lefebvre estaba en la cúspide de su carrera. Sin embargo, el Vaticano II le resultaría una amarga decepción. La mayor parte de los textos que él había ayudado a preparar para el concilio fueron rechazados por completo y fueron sustituidos por versiones nuevas, más liberales y modernas.

Como respuesta, el arzobispo, junto con otros prelados confundidos, formó un grupo conservador y reaccionario, llamado Coetus Internationalis Patrum, que presidió él mismo. Este grupo se opuso principalmente a la introducción de tendencias modernistas en los textos del Concilio.

En última instancia, el Coetus no tuvo ningún éxito en contrarrestar las reformas modernistas y Monseñor Lefebvre salió del Concilio con el corazón roto. Además, los Padres del Espíritu Santo, disconformes con el liderazgo conservador de Monseñor, lo obligaron, en pocas palabras, a renunciar como su Superior General en el Capítulo General de 1968. Marcel Lefebvre ya tenía sesenta y tres años de edad y, después de una vida al servicio a la Iglesia, había pensado retirarse.

Fundación de la FSSPX

Aquí la vida del arzobispo se enlaza con la de la FSSPX. Para atender las reiteradas peticiones de varios jóvenes que estaban buscando una formación sacerdotal tradicional, Monseñor Lefebvre abrió un nuevo seminario en Ecône, Suiza.

El obispo ordinario local, Monseñor François Charrière, dio su bendición para este trabajo, y el 1º de noviembre de 1970 nació la Fraternidad Sacerdotal San Pío X.

Arriba se puede encontrar una breve reseña de la historia de la FSSPX, por lo que no vamos a repetir dicha información. Sin embargo, se debe agregar un detalle al relato general, que concierne principalmente a la participación de Monseñor Lefebvre en el Coetus Internationalis Patrum.

Durante el Concilio Vaticano II, Marcel Lefebvre trabó una gran amistad con Antonio de Castro Mayer, obispo de Campos (Brasil). Ambos compartían ideas en las diversas funciones del Coetus y se mantuvieron en contacto mucho tiempo después de concluido el concilio. Ambos se negaron a aplicar las enseñanzas modernistas del Concilio Vaticano II y en 1983 escribieron conjuntamente una carta abierta al papa, lamentando la cantidad de errores que de los que Roma parecía estar contaminada. Cuando Monseñor Lefebvre consagró cuatro nuevos obispos en 1988, Monseñor de Castro Mayer asistió como coconsagrante.

Tradidi quod et accepi

Monseñor Lefebvre, después de guiar a la FSSPX por más de veinte años, falleció el 25 de marzo de 1991. Fue enterrado en una cripta situada bajo su querido seminario de Ecône, donde actualmente se pueden visitar sus restos mortales.

En su lápida están grabadas las palabras del Apóstol San Pablo: “Tradidi quod et accepi” (“He transmitido lo que he recibido.” - I Cor. XV,3).


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